Mamá y papá maravillosos, haciendo lo mejor que sabían hacer, pero claro la mayor atención hacia él. Y creo que todos de alguna manera manejamos eso evadiendo, o controlando. Pensar que siempre creí que era yo sola. Pero esta vez, observé. Observé que cada uno a su manera evade, controla su entorno, para sentirse seguro, y no nos relajamos. Lo sentí también más claramente en mi cuerpo, vi como mi pompis o mi estómago o a veces mi pecho están contraídos. Vivo en una constante contracción.
Yo no sé a ti, pero a mí las fiestas y las reuniones familiares la luna y Shakira me movieron. Así que las resoluciones del nuevo año se han tardado un poco, pero ya voy encaminada trabajando en muchas cosas para compartirte.
Hoy te hablaré de una de mis resoluciones de este año y del resto de mi vida. Y es que de ahora en adelante, “QUIERO VIVIR SIN MIEDO”. Si yo sé, todo el mundo lo quiere, pero te explico lo que significa para mí y cómo llegué ahí, tal vez te sirve de algo.
Estoy en modo solución, solucionando y resignificando la vida, cosa que creo no acaba nunca. Porque resignificar básicamente es perdonar y cómo perdonar es un estilo de vida, deberíamos entender que todo se puede resignificar para nuestro beneficio. Pero dejemos el perdón para después . Hoy te vengo a contar mi experiencia de diciembre con mi familia y cómo entendí que he vivido con un miedo inconsciente.
Quiero vivir sin miedo sería mi frase o resolución del año, pero primero hay que solucionar y para eso hay que ir hacia atrás, hay que observar, y resignificar.
Este diciembre tuve la oportunidad de pasar el 31 con mi familia, como hace muchos años no lo hacía. Los he visto a cada uno por separado, pero no habíamos coincidido los hermanos, respectivas parejas, mamá y sobrinos.
Fue muy hermoso, sentí alegría al verlos, pero a la vez una revolución de emociones antes, durante y después del viaje, entre ellas: miedo, angustia, ansiedad, incomodidad, incertidumbre, culpa. No me sorprende que por algo terminé enferma, pero ya recuperada escribiéndote.
Me reencontré con un pasado que muchas veces quiero evitar, que aunque no es igual porque ya crecimos; inconscientemente trato de escapar y evadir. Por primera vez, debe ser porque sigo trabajando en mi, pude sentir mi cuerpo en alerta, paralizado, listo para defenderse ante cualquier señal: cambio de tono de voz, ruido alto, aún cuando no esté pasando más que una simple conversación en una mesa donde 10 personas se están comunicando normalmente. Yo sigo sintiendo que en cualquier momento algo va a suceder, alguien se molestará o alzará la voz. Como solía ocurrir (al menos eso recuerdo yo, la más chiquita de 5, siendo el mayor de mis hermanos explosivo, agresivo verbalmente, con problemas de conducta).
En ningún momento ocurrió (el mayor no estuvo, y no ha cambiado mucho), pero de todas maneras, de las noches que pasamos, creo que solo una me quedé en la mesa compartiendo. Hice lo que siempre hago: “escaparme”, irme a fregar, separarme del ruido y dejar todo limpio.
Nunca me había dado cuenta como en este viaje, que siempre he hecho eso: escapar. No solo en reuniones familiares. Al menor signo de bulla, ruido, o alzada de voz, inmediatamente me alejo, evado y me voy a fregar, aún sin que nada esté pasando, me aíslo del mundo, (un claro “little t” como le dicen ahora, un trauma pequeño).
Esta vez pude observar, ver de frente esta parte de mí. ¿De dónde vengo? ¿De dónde venimos mis hermanos y yo?. Vi como todos de alguna manera controlamos y estamos a la defensiva listos para saltar en cualquier momento. Viene de nuestra historia, de una casa donde el hermano mayor era un terremoto agresivo, discusiones, las comidas se tornaban en cualquier momento en una batalla, lo que se convirtió en estar en un estado de alerta constante.
Y lo importante de esto, ahora ya resignificando y solucionando, es que pude llegar a observar y podré entonces enfocarme y manejarlo a mi favor, para alejarme de los extremos. Porque ahí me pierdo el disfrute. Es llegar a poder ver lo que estoy viviendo en el presente y analizar si estoy realmente en peligro o no, ya no soy la chiquita, ya crecimos y muy posiblemente no hay nada que temer, sólo que disfrutar con mi familia. Y además aceptar que esa soy yo y que por eso soy quien soy, ese control me ha servido de algo y debo solucionar resignificar lo que ha sido.
¿Para qué me ha servido? Soy una excelente observadora, intuitiva, creativa, tuve que buscar maneras de adaptarme, veo más allá de lo que se ve a simple vista y eso me ayuda un montón en mi trabajo de ayudar. Amo el silencio y no me abruma estar conmigo y eso me permite leer, reflexionar, escribir y compartir lo que aprendo.
¿En qué me limita? en que he vivido con un miedo inconsciente. Que me quedo en la mente y a veces no me atrevo a hablar o decir lo que siento y pienso por evadir conflictos en todas las áreas de la vida. Que de tanto querer estar en silencio y evadir bullicio, me pierdo muchas veces de compartir y de disfrutar por completo con otros como en este viaje.
Pero ya lo vi, ya me vi, ya lo sentí en mi cuerpo, y ahora lo que estoy haciendo es chequear cada cierto tiempo cómo está mi cuerpo. Y además, trabajando, planeando muchas cosas que tengo en mente para poder compartir con el mundo. En fin, solucionando para cumplir mi resolución de poder vivir sin miedo.
Te seguiré contando de mis resoluciones y foco de este año y de cómo veo yo eso de manifestar y mapas de tesoro y esas cosas que todo el mundo hace por estos tiempos en el siguiente email. Te adelanto no se acaba el mundo si no lo has hecho ya, ve a tu tiempo, a tu ritmo, enfócate primero en la solución y luego en la resolución.
Un abrazo
Carmen
Me encantaría leerte, ¿ Tienes algún miedo? ¿Sabes de dónde viene?, ¿Cómo lo solucionarías y resignificarías? ¿Para qué te sirve y en qué te limita?
Carmen.
Un abrazo y como siempre digo
Cuando sana uno sanamos todos !!.